Mi querido papá,
El tiempo pasa, los años cambian, pero hay algo que nunca se modifica: el amor y el respeto inmenso que siento por ti.
Hoy, en tu cumpleaños, me detengo a pensar en todo lo que has sido en mi vida. Y me doy cuenta de que cada etapa que he vivido está marcada por tu presencia, por tus enseñanzas y por tu amor.
Cuando era pequeño(a), te veÃa como un superhéroe. Pensaba que podÃas hacerlo todo, que nada te detenÃa.
Con el tiempo entendà que también eras humano, que tenÃas cansancio, preocupaciones y silencios. Y eso te hizo aún más grande ante mis ojos, porque incluso con tus propias cargas, siempre encontraste la manera de cuidar de todos.
Eres la prueba viva de que el amor verdadero no necesita palabras rimbombantes, sino actos sinceros.
Tu manera de ser —serena, firme y generosa— me enseñó a mirar la vida con humildad.
He aprendido de ti que los logros se alcanzan con trabajo, que la familia es un tesoro, y que la bondad nunca pasa de moda.
Por eso, papá, este cumpleaños no es solo una celebración más. Es una oportunidad para agradecerte por cada dÃa, por cada consejo, por cada abrazo que me sostuvo en momentos difÃciles.
Deseo que la vida te recompense con muchos años de salud, alegrÃa y descanso merecido.
Y ojalá sepas, hoy y siempre, que tu legado no está en las cosas materiales, sino en las vidas que tocaste y en el amor que dejaste en cada uno de nosotros.
Feliz cumpleaños, papá. Eres, y siempre serás, mi mayor inspiración.