Mi hija querida, en este dÃa tan especial cierro los ojos y me permito viajar con el corazón. Te imagino feliz, rodeada de ángeles y de una luz infinita que te abraza con ternura. No puedo evitar la tristeza, porque darÃa todo por tenerte aquà soplando las velas, pero al mismo tiempo sonrÃo porque tuve el privilegio de conocerte, de tenerte y de llamarte hija. Hoy, en tu cumpleaños, elevo mi oración al cielo y le pido a Dios que me dé fuerzas para seguir viviendo con tu recuerdo como guÃa. Feliz cumpleaños, amor de mi vida.