Hoy el calendario marca tu cumpleaños, hija mÃa, y no hay palabras suficientes para describir lo que siento. La tristeza me acompaña, pero también la gratitud de haberte tenido, aunque fuera por poco tiempo. Si cierro los ojos, aún puedo escuchar tu voz y sentir tu abrazo, y eso me sostiene. Hoy celebro tu vida y tu memoria, y me aferro a la fe de que algún dÃa nos volveremos a encontrar. Hasta entonces, mi amor te seguirá cada dÃa, cada hora, cada segundo. Feliz cumpleaños en el cielo, mi ángel eterno.